jueves, agosto 18, 2022

Arcano 7

Hoy aprobé el examen práctico de manejo y en una semana tendré mi licencia.

En una semana seré la primera descendiente mujer de mi familia que sabe conducir un auto.

Mientras eludía los conos maléficos una turba de mujeres se reían fuerte, aplaudían y vitoreaban en el asiento de atrás del auto de la escuela de manejo con el que hice la prueba. Mamá, tía, abuelas, tías abuelas, primas segundas, me llevaron por esas calles ignotas de una ciudad que aún me es desconocida por partes. Porque las pruebas se realizan en calle. Con tránsito, baches, escuelas y señalización reales. Tanto como las estridentes voces que sólo yo podía oír.

Los nervios me llevaron a mal dormir varias noches, mucho más la de la víspera. Esa lluvia que sonaba suave sobre el techo de mi casa me indicaba que iba a ser difícil que me tomaran la prueba. Debía parar. Paraba de a ratos. Una vez que amaneció la cosa no mejoró. Salía el sol y al minuto vuelta a nublarse y volver a llover. La posibilidad de rendir era intermitente también. De todas formas me presenté con los papeles y el miedo a mano. "¿Quién me manda?" repetí varias veces, como si no supiera la respuesta. El sol pareció imponerse cuando me llamaron y durante toda la prueba. 

Estacioné mejor que nunca. Me mecí con el zig zag suave y acompasadamente. Paré donde debía, seguí las indicaciones y giré con cuidado y agilidad. Tenía el control de El Carro del arcano. Tomar las riendas era la consigna. Me había animado (¿atrevido?) a aprender una nueva técnica, sumar un saber y aplicarlo a mi vida social. Lo había hecho a la edad que muches creen ya saberlo todo. 

A los 55. 

La vuelta fue cuando el remolino de sensaciones se agolparon. Creo que quería llorar (no lo hice), pero una sensación de calor -también podía ser presión alta- me abrasaba. Hasta bien me vino, con el frío polar con el que nos está castigando esta ciudad de Primavera Cero. 

Caía la agitación, las revoluciones y la taquicardia. Lo que también estaba cayendo, evaporando, diluyéndose en los charquitos del predio era un mandato que tenía generaciones de vida rozagante.  



miércoles, agosto 10, 2022

De nuevo estoy de vuelta

Como si nada hubiera pasado, siete años después vuelvo a publicar en mi blog. No recordaba que aún en estado de latencia me seguía reflejando. Reflejando mi estado de latencia. Por más velocidad que le haya metido a la vida, por más renovación de células, personas, tareas, lugares, abrazos; hay algo que quedó en estado vegetativo. Algo que ahora está tratando de mover un pie, una mano, recorrer con la vista tratando de ver dónde se despertó. Recordar quién fui para saber quién soy. Fui periodista, amante y solitaria. Soy una sobreviviente a una pandemia, a miles de violencias, a varias sustancias y a una madre. 

Releo los poquitos posteos que subí y noto que hay algo inmemorial en las palabras. No recuerdo haberlas escrito pero puedo comprender la emoción que llevan cargadas. Las vivo en presente. Está acá ese dolor, esa duda, ese estado de gracia. Estoy más acompañada y más sola que en el último posteo. Soy más grande y aún tan joven. Aprendí muchas cosas, terminé una carrera y olvidé un mandato.

Estoy viviendo un tiempo de manifestaciones. Esas que pedía en arrullos de mantras, en el viento del mar, en la caminata cosquillosa de una vaquita de San Antonio. Las tardes de Talleres de escritura que daba por hobby dentro de un par de semanas serán mi trabajo principal. Lo tiro así y lo releo porque aún parece ficción. Volver a vivir de lo que me gusta hacer parecía distópico en este tiempo de conformismos. Desde la tarde del 26 de agosto arranco con los Talleres. Ahora de manera profesional, como un programa de gestión municipal.

Qué loca la vida.

 
 

domingo, diciembre 13, 2015

Estallido



Como no podía ser de otra manera, comienzo a escribir en medio de una crisis.
¿Por qué no podía ser de otra manera?

Entre los jirones que quedan de mí, los tientos que tiran bueyes de mi carne, mis brazos, mi sexo y mi voluntad, queda una mano libre y es así como encaro este texto. 
No es una posición cómoda. No conocí una jamás en toda mi incómoda vida.
Tal vez la inconfortable pesadez del ser sea un estado superador a la plenitud.
Ahí es donde se templan carácter, ideas, proyectos, emociones. Como si la comodidad fuera un utópico caso de leyenda urbana y suburbana.
Ya nadie tiene una cómoda en el dormitorio. Todo son placares y cajoneras. Cómodo son los ataúdes, nadie se ha quejado de lo contrario. 

Es así como la crisis mueve montañas, y no la fe. Si fuera así, las iglesias serían ferias de fenómenos telekinéticos.

Y aún así la evitamos sosteniendo un estado de placidez actuada. Nada, no pasa nada. La nada como latiguillo. Latigazo bien entendido en su diminutivo absurdo. Conformismo autoflagelante y mucha, mucha, mucha paciencia.
La llaman “santa” a la maldita. Tiene contratado un equipo de prensa que logra dejarla en el mejor de los lugares. La muy zorra.
La paciencia es la anestesia, el botón pause, el color gris. Todo lo que detiene la manifestación de la vida a pleno, sin tapujos ni almohadones.
La brutalidad mejor entendida, la bestialidad a la que le han menospreciado el mote. Pobres bestias, inocentes brutos.

Cuando llega la crisis hay que hacerla pasar, que se estire a sus anchas y servirle algo. Seguramente no se quedará mucho. Pero si no lo hacés, no te va a dar vida pateándote la puerta, asaltándote en sueños, hablando en actos fallidos.
No, mejor dejale tu mejor sofá y una vez que se sienta cómoda se irá a buscar las camas de clavos que tanto bien le hacen.

Haceme caso.
¿Ves? Ya se fue.



EU*

viernes, marzo 30, 2012

Pensando

Pienso en esas personas que viven en aquellas islas.
Que se bancan los inviernos, los vientos que cortan la piel, los escasos días de sol al año.
Que tienen unos pocos lugares adónde ir, y ya los conocen a todos. Que siempre se cruzan a las mismas personas. Que la ex novia sale con el amigo de la actual novia con la que tuvo un hijo que va al kindergarden con el hijo de una con la que tuvo algo durante la misma época, por lo tanto ese niño podría...
La gente que curten las islas.
Pienso en ellos y en su derecho ser ciudadanos de primera del territorio que habitan sin que venga principito alguno a visitarlos cada tanto para que crean que forman parte de un imperio del que no reciben ni las migajas.
También en la razón para imponerles que se consideren ciudadanos de un país del que no conocen el idioma, la cultura ni la idiosincrasia. País que hace algunos años los bombardearon, aunque no entiendan que fue durante un proceso militar que ya terminó.
Ellos todavía están ahí.
Ellos, sus padres, sus hijos sintieron temblar el suelo y no sabía qué habían hecho para merecerlo.
¿Qué se les puede pedir a esa gente en la que estoy pensando?

miércoles, febrero 08, 2012

De one

No te da respiro.

Así es la vida que no tiene la más mínima piedad por dosificarte la medicina. Marche un tónico para la constipación, es feo, mejor. Marche una inyección de adrenalina. ¿Anestesia? No, darling, la vida no trabaja con obras sociales.

Mordé algo, si querés.

Y está bien que así sea porque las alegrías también vienen sin red. Tsunami de gozo que hay que estar bien plantado para no dejarte arrastrar por el oleaje de felicidad.

Apenas me despego de mi símbolo de amor, Catalina y me entero que una amiga tiene que aplicarse dosis de energía positiva mezclada con su quimio para salir a flote. Otra, que parte sin decir adiós, en un accidente de tránsito, llevándose a su nieto de 4 años y su madre a punto de desencarnar.

Y al final del día el Flaco se nos adelanta y se va de gira con Pappo y Luca.

Lo misterioso es el excelente diseño de la vida. Sin la recién llegada Cata, todo lo demás hubiera sido una piedra al cuello en el riachuelo. Sin mi amiga, la que le tocó partir, no habríamos trabajado tan intensamente el alma, la conexión y el costadito derecho del cerebro.

Y se me ocurrió recordar nuestro último aquelarre.

En uno de los absurdos feriados puentes propuestos para que la gente gaste mucho en lugares de veraneo, nosotras tomamos mate y comimos ensaladas en la casa de una amiga en Monte Grande. En el barrio es conocida como La Casa del Ángel, porque tiene un querubín en bajo relieve en la puerta. Toda la tarde fue de almuerzo ligt, mates con masas y budines (no-light) y dibujos de mandalas. Por la noche, luego de ubicar los fanales, antorchas y velas en la pileta, arrancó la meditación, la primera que guié en el grupo. Todas quedamos muy elevadas, pero nuestra amiga quedó tirada entre los almohadones baldeándose el espíritu de adentro para afuera. Feliz, agradecida, movilizada. Viviendo el regocijo de perdonar y ser perdonada. Libre.

Como el Flaco.

La amiga que está sosteniendo la antorcha como maratonista de fondo de la vida que es, necesita de todo mi apoyo, que gracias a tan bellos ángeles puedo y quiero dar. Quién me ha visto y quién me ve, de ballena encallada remolcada por greenpeace, a sostenedora de escaleras.

No, nada de goteritos, de un trago hay que tomarse la vida, porque ya no queda tiempo para mariconadas.

domingo, febrero 05, 2012

El Poder de Catalina

Catalina nació con 3,3 kilos y 47 centímetros el 3 de febrero. Por cesárea, se hizo esperar hasta el final, como las top.
Se hizo esperar.
Ese cumulito de huesitos cartilaginosos, manitos de rana, pestañas y mirada impactantes viene con una misión que parece ardua. Creo que lo sabe, por eso se hizo esperar.
Viene a dar señal de vida donde todo parecía haber quedado detenido, cristalizado en la pérdida y en un dolor latente y suave.
Con su presencia reactiva, hace realidad el milagro de retornar la alegría profunda y plena que suelen llamar felicidad a su cauce original. Pero no -solamente- desde la algarabía momentánea y natural que representa todo nacimiento. Renueva el adn de un grupo de personas unidas por más que eso: por una historia, mucho cariño, grandes sacrificios, incontables luchas y toneladas de fuerza.
El reinicio de actividades luego del estado de latencia de las vacaciones de la vida. El Poder de Catalina hace que la ausencia se diluya en un haz de luz, como si la presencia de su abuelo -mi hermano- se manifestara.
Entonces saco una foto del momento íntimo de un contacto profundo entre dos, padre e hija, cuando aparece un rayo violeta, el color que se vincula con la transmutación de la vida. Casualidades de reflejos de luces, dirán. Esas, que yo llamo causalidades.
Catalina se hizo esperar... 17 años, pero fue en el momento justo.

s*

lunes, enero 23, 2012

Neg-Ocio de la pereza

Dicen que la etimología de la palabra negocio tiene que ver con negar el esparcimiento. Sólo eliminando la parte de la vida dónde no queda más que aventurarse a la contemplación del entorno y a la reflexión se pueden acceder a las pingües ganancias.

¡Una infamia!

Qué hubiera sido de Isaac Newton si no se hubiera despanzurrado debajo de un manzano. Jamás hubiera descubierto la ley de gravedad. Buda, sin 40 días de estado contemplativo no habría alcanzado la iluminación. Si Serú Girán no se hubiera ido a Brasil no se habrían consolidado como la tremenda banda que fue.

Tantos ejemplos famosos e ignotos de momentos de (casi siempre) sano esparcimiento que dieron como consecuencia una empresa, una idea, un negocio, arte.

La hamaca paraguaya que pende de cañas me da una amplia vista del pinar de la propiedad lindera. Tendría que estar cerrando un material que me comprometí a entregar en un dead line demasiado cercano para estar en esta hamaca paraguaya. Sin embargo existe un llamado interno que me indica que no debo preocuparme.

¿Intuición, fiaca?

No importa el nombre, hay grandes cuestiones que se aglutinan en la calma. Procesos revolucionarios que encuentran su masa crítica en la más sosegada de las pachorras.


foto: La Lucila, enero 2012.