¿No nos avisaste o no te supimos interpretar? Tal vez fueron pocos los que te dijeron que merecías más que un hombre que te fuerce y te maltrate. 18 años son pocos para aprender a quererse y respetarse o suficientes, según la vida que tuviste o que pudieron darte.
Ya es tarde para vos y para tu sonrisa.
Pero hay muchas más que tienen que aprender de tu experiencia para no volver a interponerse en la ruta equivocada de otros. Preservarse, le dicen.
Volver a poner el radar en funcionamiento, redirigirlo para que no nos lleve a terrenos lejanos a casa.
Dorothy, es hora de volver.
Fortalecer esos cimientos para que nos vuele el viento intenso de una mirada, el soplo de una promesa. Basamento de un ser que necesita estar asentado. A veces se lo llama Autoestima. Es lo único que se necesita.
No se necesita un hombre que mantenga, para poder salir adelante, ni que acompañe para evitar la soledad que a veces enseña tanto, ni que acaricie para sentirse amada, ni que golpee para sentirse necesitada.
No necesitar ni ser necesitada.
Ser una. Nada menos.
A los 18 años aún es tiempo de príncipes azules, de novelas rosas, de corazones rojos. Encandilada por los colores que no te permitieron ver que se venía lo más oscuro de la vida. La ausencia de amigas, de familia protectora, de buenos consejos, de abrazo, de oreja. La ausencia de criterio propio, del color. El negro.
No llegaste a ver todo el programa, y te cortaron las clases. Ahora resta que todas las demás que quedamos aprendamos de vos.
Porque si logramos a ser una, que todas seamos una, tu paso por General Pico y por el planeta estará más que fundamentado.
Y muchas sonrisas seguirán brillando.
http://youtu.be/F86tx-SX6WA