Intentó generar un plan lógico, avisar a sus allegados para que no se preocuparan, armar el equipaje ¿ropa para frío o para calor? ¿llevo el auto al taller? Ir al banco, dejar las cuentas pagadas, regar las plantas, cerrar las ventanas y dejar al gato con alguien.
No pudo.
Cuando llega el llamado, sólo queda entregarse así, a la nada.
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