lunes, agosto 15, 2011

Me siento solita


Nunca fui amante de las multitudes. Ni estar, ni integrarlas, ni promoverlas.
Siempre me situé lejos de los grandes porcentajes, fuera de las variables máximas y de los ratings descomunales.
Esto no es nuevo; es cada vez más viejo, repetido, monocorde. Y aún así me sigue sorprendiendo la soledad de mi nanouniverso dentro de la enorme galaxia oscura.
Esa capacidad de asombro es la que colabora en la toma conciencia de la pequeñez del Uno.
Desde mi silencio parte un bramido grave, profundo, como de terremoto lejano que antecede al movimiento definitivo. El que remueve raíces, quiebra estructuras y destroza ataduras justo ante de remontar vuelo.
Entonces, agradezco la unicidad, el equipaje liviano y la levedad de la mente.
Solita, como una semilla al viento que se deja llevar a pasear hacia un horizonte desconocido.
Allá voy.