Qué difícil ver que la jactancia del autoritarismo se escurre de las manos. Ya no hay fusil en el que solventarla.
Qué terrible notar que ya no hay miedo en la mirada de los otros, sino el más profundo asco que pueda parir la valentía.
Qué duro habrá sido perder, sin sentirse perdido.
Cuánto espacio ocupa el poder, si se le permite, pero con qué poco se reduce al oscuro silencio de órdenes que ya nadie responde.
Falla multiorgánica, clamor multiorgásmico de los pueblos.
Dicen que hoy un torturador se fue al infierno.
Nunca salió de ahí.
antonio domingo bussi, ni las mayúsculas te ganaste.
(17 de enero de 1926 - 23 de noviembre de 2011)
