jueves, noviembre 25, 2010

El éxito inesperado


Trabajar para el éxito no suma méritos. El verdadero, es el que sorprende incluso al beneficiario. El que irrumpe desbaratando el orden. Las luces que iluminan tu camino en la noche, cuando ya estabas preparado para andar a tientas. La lluvia que refrescó el tedio del día, y vos sin paraguas ni piloto, feliz, dejándote mojar por el éxito.
Pierde contenido cuando se lo expone en marquesinas -mala prensa para la alegría-. También cuando es propulsor de la soberbia y antónimo de la humildad. Se vacía cuando es el objetivo, y no una parte del camino. Una de las partes más agradables.

Ese es el que quiero, pero que no espero. Que venga nomás.


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